Te vuelves inmune al pasar, al desplante de los días,
y a los días de desplante, por qué no?
Inmune a lo inagotable del engaño; y creativo en la creación ( valga la redundancia)
de formulas que tiendan a despejar las nubes del cielo.
Lo natural: un fastidio.
Lo artificial: un invento.
Somos las raíces engarzadas al olvido que nuestra mísera conciencia trato de cortar,
un vals desconocido que frecuentamos bailar,
unas manos caprichosas que se aferran a unos ojos tardíos,
una respuesta sin pregunta, y una pregunta sin final.
Melodrama de la razón,
raíces que poco a poco se vuelven arena,
arena que poco a poco se comienza a deslizar entre mis venas,
llenas,
vacías,
llenas,
vacías,
hienas…
Y pierdes la noción de tus historias,
sientes que todo está, que nada se fue,
que lo malo jamás volverá, que tan siquiera ocurrió;
tan solo polvo amarillo tras tus pasos,
que a carcajadas ríen una, otra y otra vez con los días.
Lo mas maravilloso que he encontrado a las puertas de 23 primaveras, es la certeza de que en tanto todo resulta incierto, todo es posible.
